domingo, 27 de octubre de 2013

MOTO MARRUECOS 2013

Viaje realizado por: Óscar (El Maño), Jorge (El Encargao), Gonzalo (El Gon) y Julián (Clin) en sendas BMW. 3 F 650 GS y una R 1200 GS. Del 31 de mayo al 9 de junio de 2013.



En 2011 organizamos un viaje a Marruecos “tradicional”, carreteras más o menos nacionales y recorrido clásico: Ceuta, Chefchauen, Fez, Merzouga, Gargantas del Todra y Dades, Ouarzazate, Tiz n´tichka, Marrakech y vuelta a Ceuta.



Para 2013 la idea era otra: Ceuta, Rabat, Casablanca, Marrakech, Asni, Tiz n´Test, bajar al sur en dirección Tata, cruzar el palmeral del valle del Draa, subir por la garganta del Todra cruzando la gran meseta del Atlas para, por otra Garganta no tan conocida salir a la nacional destino Fez, Chefchauen y Ceuta para de nuevo cruzar el charco…

 EL VIAJE
Viernes 31 de mayo: 1ª etapa.
Madrid-Algeciras 638 Km.



Perfil

Habíamos quedado en una gasolinera de la N IV (Pinto) Para este viaje éramos: Óscar (El maño), Jorge (El encargao), Julián (Clin) y Gonzalo (El Gon) los tres primeros con sendas BMW F 650 GS y el cuarto con la incombustible R 1200 GS. Partimos sobre las 13 h. con Algeciras como meta. Etapa aburrida al ser autovía con el único aliciente de ver como se transforma el paisaje de Castilla-La Mancha a Andalucía. Despeñaperros con los nuevos túneles apenas existe (que lejos quedan los tiempos de carretera de curvas y camiones) y pronto nos encontramos rodeados de olivos y más olivos que nos acompañaron gran parte del viaje tanto en España como en Marruecos.

Algeciras nos recibe con fuerte viento lateral con más de un susto por las ráfagas imprevistas que de vez en cuando nos movían como peleles sobre ruedas. Búsqueda de hotel (en la propia carretera que va al puerto) y descanso reparador…al día siguiente nos espera una etapa dura.




Sábado 1 de junio: 2ª etapa.
Algeciras-Ceuta-Marrakech 643 Km.


Perfil

Partimos muy temprano para llegar al primer barco que salía a las 8 h. Trámites, embarque y navegamos rumbo a África. Llegamos a Ceuta a las 9h. Desembarcamos y nos dirigimos a cambiar dinero y desayunar. Lo hacemos en una gasolinera famosa por ser lugar de cambio de moneda en la calle por parte de unos cuantos marroquíes. Con todo preparado partimos a la frontera. Lugar del que a base de mucha paciencia se sale. (Eso sí llevar todo en regla y un boli para agilizar los papeleos). Una vez cumplido el trámite empezamos nuestro itinerario en busca de la autopista de peaje que une Rabat-Casablanca y Marrakech.
Kilómetros y kilómetros paralelos al mar nos van llevando hacia el sur. Muchos radares, infinitos, en todo el recorrido. Un sistema distinto de caza al conductor: un policía escondido apuntando con un radar móvil en su mano.
Paramos en Rabat a comer en un área de servicio con Kaibi, Virgin, Burguer y ¡Tikea! (una imitación). Nuestra primera comida marroquí: Una hamburguesa doble, eso sí, con salsas de sabores distintos a los conocidos. Allí vivimos en directo el florecimiento de una cierta clase media, coches buenos, familia comiendo comida occidental con ropa occidental. Nada que ver con lo que el viajero descubre según va bajando hacia el sur…
Habiendo descansado y con la tripita llena seguimos camino. Casablanca y, después de unos cuantos kilómetros más (aburridos y con más radares) llegamos a Marrakech. Anochecía y el tráfico era, como siempre, denso y ruidoso. Llevábamos muchas horas de moto y era lo que menos apetecía, pero es lo que hay. Fuimos directos a nuestro hotel favorito (Hotel Almas, buena relación calidad precio, garaje cerrado para las motos, relativamente cerca de la Plaza Jemaa el Fna y al lado de una marisquería con pescado fresco y parrilladas asequibles.)…pero estaba lleno. Gestión por teléfono del responsable del hotel y ya teníamos dos habitaciones esperándonos en el Ibis (no era lo mismo pero para una noche reparadora valía). Eso sí, las motos durmieron en la trasera del hotel vigiladas por un paisano.

La ruta había sido sobre todo aburrida pero rápida y ya estábamos donde queríamos para empezar el auténtico viaje.

Domingo 2 de junio: 3ª etapa
Marrakech-Asni-Imlil 100 Km.



Perfil


Salimos pronto. Marrakech estaba aún despertando en un espléndido día de domingo, lo cual agradecimos, menos tráfico para salir de la ciudad. Iniciamos suavemente la ascensión a las estribaciones del Atlas en dirección a Asni, pueblo sin el mayor interés salvo por el entorno donde se encuentra. Seguimos ascendiendo hasta el pueblo de Imlil (1.800 mts. de altura). Tranquilo pueblo de montaña y paso obligado para excursionistas de todo el mundo. Allí buscamos y encontramos un Riad a las afueras que nos gustó. Solo había un grupo de extranjeros y nosotros. Cogimos una habitación de 6 camas en literas que nos salió bien de precio. Dejamos las maletas, descargamos las motos y continuamos ascendiendo. El paisaje se volvía de alta montaña. La vegetación era cada vez más escasa. Estábamos muy cerca de las pistas que suben al Toubkal, la montaña más alta de Marruecos con 4.167 mts. Un poco más adelante llegamos a un poblado situado en la ladera: Tizi N´Tacheddirt (2.400 mts. de altitud coordenadas: 31º09´N  7º50´O) Allí se acababa la carretera y pasaba a ser una pista. Los paisajes y el cielo tenían un color especial. Fotos y regreso al Riad. Comimos en Imlil, en un restaurante vacío (no había muchos turistas en las fechas que íbamos) y nos dedicamos la tarde a pasear por el pueblo y nutrirnos de sus costumbres, ritmos e idiosincrasia. En pleno paseo, un trueno nos recuerda que estamos muy altos y que es fácil que llueva. Dicho y hecho, cae un tormentón que al acabar, y mientras ascendíamos a nuestros alojamientos andando por la carretera, desaparece cualquier huella de su paso hasta no quedar ni rastro de la lluvia. El Riad tenía Wifi y pudimos comunicarnos con las familias, todo un detalle. La cena muy rica y a dormir.




Lunes 3 de junio: 4ª etapa
Imlil-Tata 376 Km.




Perfil




Descansamos todo lo que pudimos pensando en el día que nos esperaba. Partimos de Imlil volviendo sobre nuestros pasos para enganchar la carretera que nos dirigiría al sur.
El puerto que mucha gente coge para cruzar el Atlas suele ser el Tiz N´Tichka que une Marrakech con Ouarzazate, pero nosotros teníamos en la cabeza otra ruta, otro puerto, el Tiz N´ Tes, un puerto construido a principios del siglo pasado por los Franceses y que después de casi un siglo de vida se ha deteriorado bastante, pero mantiene el encanto de ser una ruta alternativa bastante más solitaria y tranquila.
Empezamos la ascensión y poco a poco íbamos ganando altura, paisaje frondoso y alguna curva en obras con precipicios espectaculares donde mirar de reojo. La cara norte del puerto es muy divertida, con paisajes verdes, carretera en relativo buen estado y tráfico casi inexistente. Llegamos por fin a lo alto del puerto, fotos de rigor y una breve pausa para preparar la bajada.
Nada más iniciarla nos damos cuenta que la cara sur ha tenido más desgaste o no ha sido arreglada en muchos años. Bajamos muy atentos a agujeros, baches, piedras y precipicios impresionantes. El paisaje va cambiando lentamente, las laderas se llenan de árboles de Argán, del cual se extrae el aceite del mismo nombre muy apreciado en cosmética y presente en todas las tiendas de especies o cosméticos. Las cabras nos acompañan en toda la bajada. Comen sus hojas (llenas de espinos) como si de un manjar se tratara. La bajada se vuelve interminable. Las trampas de la carretera nos obligan a conducir con atención, los camiones que de vez en cuando se cruzan con nosotros nos recuerdan la prioridad de paso en función del tamaño del vehículo. (Aquí lo importante es tener una escapatoria en el arcén siempre que se divise un objeto rodante más grande que el nuestro). El paisaje que va apareciendo a lo lejos nos indica que se acaban las montañas enormes y la vegetación y que estamos llegando lentamente al pre-desierto marroquí. La temperatura sube espectacularmente, de los 12º con los que salimos por la mañana estamos ya en 34º y subiendo.
Al acabar el puerto la carretera se vuelve una inmensa recta con árboles en los laterales y con la carretera, ya con dos carriles, más transitada. Llegamos a un pueblo grande: Ouled Berhil, donde buscamos sitio para comer. Nos cuesta un poco pero al final vemos unos pollos asados girando que nos dicen: ¡cómeme!. Y así lo hicimos, comida y descanso reparador con un té. Hacía calor, mucho y nos quedaba todavía llegar a nuestro destino más al sur: Tata. Salimos del pueblo regresando sobre nuestros pasos y cogimos el desvío a la derecha que nos llevaba al este, por la N10. A los pocos kilómetros bordeando un embalse: Barrage Aoulouz giramos hacia el sur. La carretera es rápida por momentos, otros, sin embargo, la infinidad de tramos de obras (Marruecos está en obras siempre) nos hace bajar el ritmo. (No falta algún susto en zonas de grava suelta).

Continuamos hacia el sur. Montañas con increíbles formas caprichosamente labradas por los siglos nos acompañan, nos rodean. La carretera serpentea entre ellas. Cruzamos infinitos puentes sobre ríos de piedra que, durante un breve espacio de tiempo, se convierten en torrentes espectaculares que arrastran rocas enormes.
El sol ya estaba muy bajo y los colores, formas y sombras del paisaje hicieron de este tramo de los más gratos del viaje. Llegamos a Tata a 38º centígrados. La ciudad está llena de cuarteles. Buscamos alojamiento y encontramos un Hotel de paso en la calle principal. Ducha reparadora y necesaria y a cenar. La temperatura bajó lo suficiente como para cenar en el mismo hotel en una terraza muy agradable junto al restaurante. Comida de lujo y a dormir.






Martes 5 junio 5ª etapa.
Tata-Nekob  478 Km.






Madrugamos de nuevo, sacamos las motos del improvisado garaje del Hotel reinassesnse donde nos alojamos (barato y un poco destartalado). Iniciamos la ruta en dirección este. La carretera, en buen estado invitaba a dar al gas, pero los innumerables tramos de obra invitaban a aflojar cada cierto tiempo. El paisaje era impresionante y a la vez monótono, piedras y más piedras alrededor, contrastes de tonos, ocres, rojizos, amarillos. El calor empezaba a apretar. Lentamente los grados subían hasta los treinta y muchos. La etapa, en principio de enlace para preparar el siguiente día, nos sorprende y agrada por los tramos de curvas, el correcto estado del asfalto en carreteras de nueva construcción y la ausencia casi completa de tráfico.

Llegamos al Valle del Draa como era de esperar con mucho calor: 38º Nos adentramos en ese maravilloso palmeral a orillas del rio dirección sur. Paramos debajo de un árbol y nos planteamos seguir hacia Zagora o ir a comer y continuar la ruta prevista inicialmente. Ganó la opción de comer y beber, llevábamos muchas horas sin encontrar algún lugar donde saciar la sed y el hambre. En un cruce, a la orilla del río encontramos un albergue donde poder descansar y reponer fuerzas. Un lugar, como tantos otros en Marruecos, venido a menos, con jardines muy cuidados y mobiliario viejo y deteriorado. Un paraíso, un oasis para nosotros. Comimos Tajinne y Cuscus de pollo (para variar) y lo compartimos con la colonia de gatos famélicos correspondiente. Ya descansados seguimos ruta hacia el este por carreteras, de nuevo, nada transitadas en dirección a nuestro destino: Nekob, un bullicioso pueblo al que llegamos a media tarde. La entrada al pueblo es gloriosa ya que estaban reasfaltándolo. Un camión delante de nosotros va echando la grava ayudado de un chico que, desde la parte de atrás empuja con manos y pies la grava que cae a la calle. La grava se nos va pegando a las ruedas y de allí al resto de las motos que quedan al gotelé. Buscamos un albergue cercano a la calle principal y encontramos lo que buscábamos. Un poco escondido y bastante silencioso, con  un lugar donde dejar las motos a cubierto, con piscina y con habitaciones enormes, limpias y tranquilas. Después de un baño reparador salimos a dar una vuelta y a llamar a nuestras familias desde una cabina pública (la mejor opción en Marruecos y la más rentable). Tiramos fotos del ambiente de media tarde y acabamos el día con una fastuosa cena al aire libre al lado de la piscina. Para acabar la jornada planificamos un poco la siguiente etapa y nos fuimos a dormir como bebes.





Miércoles 5 junio 6ª etapa
Nekob-Midelt 418 Km







Desayunamos abundantemente, repasamos la ruta, nos despedimos de los simpáticos responsables del albergue y salimos rumbo este para más adelante desviarnos dirección Tinerhir. La carretera es rápida y divertida, asfalto bueno y solo los inevitables tramos de obra. Vamos ganando altitud para cruzar el macizo Sus-Masa-Draa que nos separa de las estribaciones del Atlas. Llegamos al desvio, dirección norte hacia el inicio de la garganta del Todra. Tinerhir nos espera con más obras en sus estribaciones. Nos adentramos en el palmeral paralelo al rio y subimos hasta la zona de tiendas improvisadas, hoteles y restaurantes en la propia garganta. Como ya habíamos estado ya en el 2011decidimos para solo para hacer algunas fotos. (Craso error: tendríamos que haber comido algo). Emprendimos la marcha y seguimos subiendo por una carretera que a tramos está muy deteriorada con baches y desprendimientos por todos lados, pero a su vez enormemente divertida y de paisajes espectaculares. Poco a poco la garganta va desapareciendo y nos encontramos a más de 2.000 metros de altura. El Valle de Assif Melloul se extiende ante nosotros. El valle, que se convierte más adelante en otra garganta, es una de las sorpresas del viaje. El asfalto se retuerce en curvas y más curvas que dan paso a enormes rectas. Siempre en altura y con las enormes montañas de más de 4.000 metros a la izquierda de nuestra ruta continuamos avanzando. Hay hambre, mucha ¡tendríamos que haber parado antes!...ya es tarde para llantos, tenemos que seguir y además las nubes que se forman en las cimas nos dan la impresión que pueden descargar más pronto que tarde. Nos desviamos al este dirección Rich y entramos lentamente en la garganta del rio ZIz, una zona nada turística por descubrir. Ausencia de Riads, Albergues, Hoteles, Restaurantes…nada de nada, solo poblados tranquilos dedicados a la agricultura que les permite el encajonado rio que serpentea entre paredes de piedra. Sobrevivimos con frutos secos y agua hasta que en un poblado encontramos indicaciones a un albergue. Después de mil vueltas damos con él. Los dueños del lugar están durmiendo la siesta. Nos pedimos Tajinne de pollo y bebida, tardan mucho pues no tienen preparado nada. El albergue es cutre pero autentico. Lleno de dibujos coloreados en las paredes, muebles viejos y rotos. Estamos solos (tónica habitual en el viaje) Mientras, observamos como las nubes que amenazaban a lo lejos están encima de nosotros. Nos dicen que hace más de 10 años que no llueve allí. Y ese día estamos de suerte. Mientras comemos cae un pequeño diluvio. Nos guarecemos en una haima que tienen dentro del recinto y esperamos largamente a que deje de llover. Cansados de esperar decidimos emprender la marcha, aún quedan muchos kilómetros. Pagamos y salimos con la esperanza de que la tormenta no vaya en nuestra dirección. Hay suerte: las nubes viajan para otro lado y nosotros podemos ponernos a rodar con el suelo casi seco. Avanzamos deprisa, el sol se va poniendo a nuestras espaldas. La carretera permite ir rápido. Llegamos a Rich. Una ciudad grande y llena de gente, quizás demasiada. Miramos las opciones y decidimos seguir hasta Midelt, no está muy lejos y la carretera es la general que viene del sur (Merzouga). DIcho y hecho, seguimos adelante. Empieza a llover de nuevo y hay más tráfico. EL sol sigue desdcendiendo y la visión no es muy buena. Queda una zona de curvas con el asfalto bastante gastado. Andamos ya cansados y al fondo vemos la silueta de un Riad. Tiene pinta de ser caro. Vemos fuera a un paisano del hotel lavando una GS de un guiri. Aún intuyendo que se nos va de presupuesto entramos a preguntar y resulta que no es tan caro como parece. Por un buen precio conseguimos dos habitaciones grandes y una cena a base de cuscus y otras viandas. No falta cerveza que uno de los jefes del hotel nos invita amablemente. El lugar está lleno de extranjeros. El primer sitio en el que cenamos en "multitud". Con la tripita llena nos retiramos a nuestros aposentos a descansar. La ruta del día siguiente era de enlace por la nacional destino Fez.



Jueves 6 junio 7ª etapa
Midelt-Fes 214 Km



Perfil
Una etapa de transición con el objetivo de llegar pronto a Fez y aprovechar la tarde-noche por sus calles. Ruta corta pero divertida, ya que no fuimos por la N13 directos sino que cogimos una carretera secundaria (R 503) mucho menos transitada y con zonas deshabitadas y tramos de rectas interminables muy extensas. El asfalto es irregular y por momentos muy roto lo que obliga a ir muy atento. Nos cruzamos con cuatro vehículos nada más. Estamos a mucha altura -alrededor de los 1.600 metros de altitud de media- La carretera empieza a serpentear y se vuelve divertida a tramos. Los paisajes van incluyendo cada vez más vegetación, de montaña. Con dos tercios de camino recorrido empezamos una bajada que ya no tendrá fin hasta llegar a Fez. La carretera se ha ido llenando de coches proporcionalmente a la cercanía con la ciudad. Llegamos a mediodía. Vamos al hotel que tenemos de referencia (estuvimos en 2011) y después de un lento y cansado regateo conseguimos unas habitaciones en la primera planta con una terraza muy chula para alternar por la noche. Ducha reparadora y a comer. Nada más salir encontramos una especie de Burguer donde nos ofrecen pollo frito con patatas. Mientras esperamos la comida preparamos la tarde: básicamente llegar a la puerta Este, entrar y perdernos. Terminada la comida nos acercamos a una glorieta llena de tráfico y buscamos un taxi. Varios minutos después conseguimos nuestro proposito, llegamos a la puerta verde y nos sumergimos en su Medina (la mayor zona peatonal del mundo y un vestigio de la Edad Media)
Primera parada: tomar un te en uno de los cafés más típicos cerca de la entrada. Allí vamos cogiendo el ritmo. Vemos la abundancia de turistas, japoneses la mayoría y muchos europeos incluidos españoles, pero menos. Y empezamos el deambular por sus estrechas calles en zig-zag, con subidas y bajadas constantes. En un momento determinado y por azar encontramos a un señor mayor en una tienda de perfumes. Por un precio ridículo nos ofrece ser nuestro guía. Nos parece bien y así solo nos limitamos a seguirle y escucharle todo lo que sabe de esta increíble Medina. El paseo nos lleva por los sitios más típicos pero combinado con otros rincones menos transitados y mucho más tranquilos. Cultura, arte, religión, miseria, se mezclan por todos lados. Todo muy auténtico. Una vez concluida la visita pagamos al guía y nos vamos a cenar. Anochece y la Medina cambia de aspecto, el bullicio sigue, las tiendas, los turistas, los paisanos compran, venden, trapichean. El cielo azul va oscureciendo sus tonos, las farolas se van encendiendo. Hace hambre. Buscamos acomodo en un restaurant y volvemos al hotel contentos y con bolsas llenas de regalos que hemos regateado- comprado. Es divertido compra en Marruecos. Ya de noche nos reunimos en la salón improvisado de la terraza de nuestras habitaciones. Charlamos y comemos jamón serrano con pan y aceitunas. Recordamos momentos de la intensa jornada y a pesar de que aún nos queda "faena", en nuestras mentes está ya visible que vamos de regreso, que ya hemos subido mucho desde Tata y que en breve el viaje llegará a su fin. Pero como todavía quedan muchos kilómetros de paisajes y paisanos saboreamos el jamón planificando la ruta del día siguiente que nos llevará a Chefchauen, otra hermosa
ciudad de este maravilloso país.

                                                               VIDEO 5 MIDELT-FES




Jueves 6 junio 7ª etapa
Fes-Chefchauen 268 km





Este día salimos sin muchas prisas, el trayecto no era excesivamente largo y había tiempo para llegar a chauen y pasear y terminar las últimas compras allí. Cogimos la N 8 al Noreste y empezamos una suave ascensión al llegar a los primeros 100 km. la carretera se va haciendo lentamente de montaña. Las cordilleras y la vegetación aumentan y convierten la ruta en un goce para la vista y para la conducción. Los bosques se extienden por las laderas y el tráfico va aumentando de intensidad sin ser muy molesto aún. Cruzamos las primeras poblaciones grandes. Nada que ver con las poblaciones de donde venimos. Gentes por todos lados, todo tipo de vehículos terrestres y de años muy dispares. Desde renaults de los 80 a lo último en todoterrenos. País de grande contrastes. Seguimos nuestro camino, ya llevamos casi 200 km y paramos en un bar de carretera, próximo a Ketama, una ciudad donde no tenemos intención de parar...Tomamos te y café y vemos los trapicheos del personal de la zona, idas y venidas de coches con gente que sale, entra, se van en otro coche...Continuamos camino por la R509 y empezamos a ver un paisaje distinto. Ya hemos superado la cota más elevada de la ruta e iniciamos un ligero descenso que nos muestra de repente unos tonos en las praderas no vistos hasta entonces. Un verde espectacular nos rodea, es el verdor de la Marihuana, que inunda los valles hasta donde alcanza la vista. Mujeres por todos lados limpiando y cuidando las plantas, de las que deben vivir directamente en 100 km a la redonda. Paramos y hacemos unas fotos de rigor. El tráfico ha aumentado y pasan muchos coches y furgonetas que nos tocan el claxon como invitándonos a algo ilícito. Nosotros a lo nuestro, fotos, pis, cigarrillo y a seguir. La carretera en este tramo es preciosa para la vista, y las motos también disfrutan lo suyo. Llegamos a Ketama. Como las anteriores ciudades-poblados que hemos pasado todo en ella es bullicio. Un caos organizado donde cualquier cosa puede aparecer delante de tu moto. Te pitan, te chillan, quieren venderte algo, te invitan a comer...y mil cosas más. Conseguimos salir de allí y nos adentramos en la N2 que continua bajando por montañas de pino y cedro con increíbles vistas, donde grabamos los últimos planos on board. 
A media tarde llegamos a Chefchauen en, una ciudad pintoresca y única en todo Marruecos. Cosmopolita, divertida, amable, y muy bella. Un lugar tanto para los que inician el viaje a Marruecos como para los que, como nosotros, lo acabamos. Españoles, Franceses, Alemanes, Ingleses, pululan por sus callejas. Pero de manera tranquila y sin ningún agobio, al no ser fechas de vacaciones.
Dejamos las motos en el pringar del hotel (repetimos como en Fez alojamiento) y nos bajamos a comprar las últimas cosas para la familia y a cenar. De paso tiramos fotos de los múltiples rincones de esta ciudad de ensueño. Uno se siente como en un pueblo de la provincia de Cadiz, sus macetas de colores, lo cuidado del entorno de las fachadas y las puertas de las casas. Todo limpio y listo para ser fotografiado. Compramos ya con regateos de última hora. Pura diversión a estas alturas. La noche cae lentamente. En la ciudad hay un concierto de grupos del país. Al lado de la plaza principal. La expectación es máxima. Más fotos aprovechando la luz de las farolas y los árboles engalanados con bombillas (como en Navidad).
Llamamos a las familias con la tarjeta que aún tiene saldo -la mejor opción sin duda para llamar- y buscamos sitio para cenar. Tenemos varias ofertas de paisanos que nos han entrado para llevarnos a su local. Elegimos uno y nos sentamos. Mientras esperamos en nuestros ojos se reflejan momentos y momentos del largo viaje que hemos hecho. Imágenes, paisajes, personas, carteles, carreteras, baches, cabras, ríos, cielos...la cena llega y nos pilla recordando.
Al acabar subimos al Hotel el (situado en lo más alto de la ciudad) y preparamos todo para el día siguiente. 
Desayunamos muy pronto, el día será intenso. Mientras tomamos el café miramos al exterior y aun tenemos esa sensación de que todo ha pasado muy deprisa y que hoy ya no dormiremos en Marruecos, de que ya hoy despertaremos del sueño del viaje y volveremos al presente de nuestras vidas en nuestro país...
Tomamos dirección Ceuta por una carretera muy transitada y llena de camiones y autobuses. Paciencia. Poco a poco vamos distinguiendo el mar mediterráneo. Y llegamos de nuevo a Ceuta. De nuevo trámites absurdos que hay que pasar. Nos hacen que aparquemos las motos en un lateral y mientras pasan coches y coches intentamos solucionar las firmas, sellos y demás burocracia. Al fin conseguimos tener  todo en orden y salimos de Marruecos y entramos en España. Cambiamos el dinero que nos sobra a los mismos que nos lo cambiaron al iniciar el viaje, llenamos hasta los topes los depósitos de nuestras motos y marchamos a embarcar. Ya en el barco nos preparamos un bocata de jamón serrano que devoramos sin piedad, con la idea de ir comidos al llegar a Algeciras y subir por la Serranía de Ronda hasta donde nos dejara el sol. Desafortunadamente Jorge (El Encargao) pinchó y a pesar de intentar repararlo, la cubierta estaba deformada y no hubo más remedio que llamar a una grua. Jorge se quedo en Sevilla y el resto continuamos ruta hasta que el sol se ocultó. Seguimos un poco más hasta llegar a Montoro donde, ya de noche pudimos encontrar un Hostal de carretera donde nos atendieron estupendamente. Nos dejaron un garaje cerrado para las motos, nos dieron muy bien de cenar y pudimos descansar de un día muy largo.
A la mañana siguiente solo nos quedaba salir dirección Madrid donde nos quedamos Julián y Gon. El Maño continuó hasta su tierra.
Y eso es todo...por el momento, claro.



RUTA COMPLETA:
Distancia total 3795 Km

RUTA POR MARRUECOS:


VIDEOS